viernes, 16 de agosto de 2013

¡Encuéntranos! (Leer aclaración al final del post)

Narra Sucrette
Por fin ha llegado el día que Lysandre y yo hemos estado preparando durante semanas, y finalmente lo tenemos todo: los carteles pegados en casa, los regalos en mi habitación, los discos de Winged Skull, comida basura a toneladas y mi nevera llena de bebidas gaseosas. ¡Oh! Y a mis padres refunfuñando como viejos cascarrabias por el "asco de comida" que he traído a casa para "esa fiesta del demonio", pero les hace ilusión también, están felices de ver que me he desenvuelto bien en mi nuevo instituto.

Hoy he decidido no ir al instituto para preparar todo lo que falta, y mientras, se me ocurre la genial idea de esconder los regalos a Castiel y hacer que los busque a base de pistas en notitas pegadas por todas partes, mi mente retorcida se ríe silenciosamente, y me veo tentada de una forma descomunal. Pero Castiel se podría cabrear... o quizás no. 
Le envío un mensaje a Lys en busca de consejo:

"No sé si esconder los regalos de Castiel y hacerle buscarlos, ¿tú qué crees? Por cierto, siento no poder ir hoy a buscar tu cuaderno."

Me imagino la cara de Lysandre al leer la última frase, ¡pero sé que no puede vivir sin que le encuentre su cuaderno! 
Mientras espero respuesta al mensaje, empiezo a preparar dulces con forma de guitarras, de CD's, de calaveras y algunos intentos de alas, las cuales no salieron demasiado bien... Yo y mis dotes pésimas para la cocina. Menos mal que mi madre está a mi lado vigilando que no queme hasta el agua, sí, el agua. No sé si reírme o llorar por mis cualidades culinarias. 
En mi momento de lamentación propia escucho mi teléfono sonar, cuando lo cojo veo un mensaje de Lys.

"Suena divertido, será interesante ver como Castiel busca sus regalos con el ceño fruncido.Como hoy no has venido, no he tenido otra opción que guardar mi cuaderno en la taquilla para no perderlo."

¡Pobre Lysandre! Tuvo que guardar su cuaderno al fin y al cabo. Aunque lo que realmente quería me lo ha dado, luz verde para esconder los regalos.
Empiezo a buscar posibles sitios con los paquetes en mi mano.


Narra Castiel
Hoy es un día cualquiera, así que no sé a que viene toda esta tontería de hacer una "fiesta" en casa de Sucrette, que seguramente esté repleta de globos con formas de animales, tarjetas cutres de felicitación y un pastel con un par de velas, aunque siendo Lys cómplice en todo ésto, cambio los globos de animales varios por globos de conejos.

Estamos de camino a casa de Sucrette, llevamos media hora ya, hasta que me da por salir de mis pensamientos y mirar a Lysandre. 
—¿No apuntaste su dirección? —pregunto.
—La perdí —dijo tan tranquilo—, pero estoy seguro de que era por aquí...
Cojo una larga bocanada de aire, para luego echarlo poco a poco. Me esperaba algo por el estilo, así que saco mi móvil del bolsillo y busco el número de Sucrette, le doy a la tecla de llamar y me lo pongo al oído a la espera de una respuesta. 
El teléfono comunica y comunica, hasta que por fin lo coge y no le doy tiempo a mediar palabra.
—Dame tu dirección, no sé dónde demonios estamos —digo, y noto que ella se ríe—. ¡Oye! No te burles, esto es serio. 
Intento mantener mi tono sereno, pero es una situación demasiado cómica como para tener la voz serena demasiado tiempo. Sucrette me pregunta dónde estamos y empieza a guiarme a partir de ahí, hasta que finalmente llegamos a la puerta de su casa y me cuelga para aparecer en la puerta con una gran sonrisa burlona.
—Ni una palabra.
—Sí, señor orientación. —me dice y la maldigo un poco para mis adentros.

Cuando entro a su casa me encuentro con la sorpresa de que tienen puesto uno de los discos de Winged, han preparado mi pizza favorita, tienen hamburguesas en bandejas y una variedad considerable de refrescos.
No está tan mal, el ambiente es bueno, y todos estamos hablando mientras comemos y bebemos tranquilamente, con pequeñas bromas y piques, y con demasiadas risas. 
Lysandre se levanta y me pone la mano en el hombro.
—Ahora, amigo mío, te toca buscar tus regalos. Sucrette se ha esforzado mucho en esconderlos y poner buenas pistas en las notas pegadas por la casa —a pesar de que tono normalmente es tranquilo y serio, en este momento denota una gran diversión—. Empecemos, ¿por qué no vas a la cocina?
Me pongo en pie a regañadientes, voy a la cocina y leo la nota con la estúpida pista que me dirige hacia el baño y del baño al cuarto de Sucrette, y del cuarto de Sucrette a la bañera, y así sucesivamente... 
¡Estoy harto de buscar! Hasta que por fin encuentro una nota diferente a las demás, diciéndome que vaya al cuarto de los padres de Sucrette. ¡Maldita sea! ¿No pretenderán en serio hacerme entrar ahí? 
Me dirijo hacia la puerta y me quedo parado frente a ella con la mano en el pomo, decido abrir y veo paquetes con papeles de distintos colores en la esquina al lado de la tele. Me acerco a ellos, y me agacho para agarrar uno, en ese momento Todos me observan desde la puerta del dormitorio, esperando que los abra. Entre los regalos hay posters, discos, entradas para algún que otro concierto,...
¡Feliz cumpleaños, Castiel! —gritan todos y se acercan a mí a darme sus respectivos abrazos y felicitaciones individuales.



(Aclaración importante: Ésta era mi respuesta al debate "Castiel pasando su cumpleaños en el departamento de Sucrette.", pero leí mal y me pareció que era celebrarlo en el departamento de Sucrette, así que, decidí aportar esto como relato, y de paso, subirlo al blog <3)

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